Sobreviviendo a mis autoexigencias sin morir en el intento

Cuando ya se lleva un tiempo siendo madres, para algunas es casi innato, para otras puede tomar más tiempo; sucede que comenzamos a organizar la vida como quizás nunca la organizamos. Y sucede también, que se nos desorganiza la vida, como nunca antes pudimos anticipar. El día parte temprano y termina tarde, hacemos veintiun mil cosas y, dependiendo de la edad de los hijos, con frecuencia la mayoría de esas cosas no son para nosotras. Son para ellos, y bien está! es rico sentir tanto amor por alguien y dedicarle mi tiempo para hacerlo feliz.
Sin embargo, necesitamos un tiempo para nosotras. Para conectarnos con nuestro femenino, y nuestro masculino!, a veces uno más olvidado que el otro, a veces ambos. A veces ni idea de cómo estoy llevando éstas energías en mí, sólo vivo el día a día lo mejor que puedo.
¿Cómo podemos tener un tiempo para nosotras si apenas cumplimos con los deberes de la casa, los niños, el marido, el conviviente, la familia, la madre, los hermanos que siempre les soluciono todo, la nana que tiene mil dramas, la señora del furgón escolar….? y ya! y me cansé!  A veces el tema no es el tiempo, porque el tiempo se genera, se organiza, a veces el tema es la exigencia y las prioridades, y cuando ésta pasa a ser una sobreexigencia, un cumplimiento con los demás que pasa por encima de nuestra energía vital saludable, y se convierte en un derroche de fuerza usando mis reservas de energía, esas que podría guardar para una noche romántica con mi pareja, o con las amigas que hoy por hoy nos juntamos poco, o para la reunión de trabajo que tengo la próxima semana.
Hoy no quiero hablar de cómo nos hemos olvidado muchas veces de nosotras mismas por estar centradas en la crianza, o en lo mucho que nos gusta nuestro trabajo, o en las amistades, familia, parejas. Hoy quiero hablar de la importancia del autocuidado de nuestras energías vitales, de poder reconocer cuando me estoy sobreexigiendo y de saber discriminar en donde y hasta que punto debo poner mi energía.
Tómate un tiempo luego de leer esto para pensar a lo que más le estás dedicando tiempo y energía. Que cosas/actividades/personas son? Escríbelas.. Si, ahora! si estás leyendo esto tienes al menos 1 minuto de tiempo libre para pescar tu celular o agenda y anotar unos breves garabatos. Anota a lo que más le estás dedicando energía actualmente.
Luego al lado pone el porcentaje aproximado de tiempo/energía para cada uno.
Puede que te resulte fácil, como que al cabo de anotar dos o tres cosas, notes que se te van viniendo muchas más a la cabeza… anótalas. Si te resulta difícil, bingo! éste tema es especialmente para ti… disfruta, has conectado con una parte de ti que hoy (quizás finalmente después de mucho tiempo) está siendo escuchada, y te lo agradecerá…
Ahora, al lado del porcentaje, anota la prioridad «real» que NECESITAN (no debiesen, fíjate en la diferencia… ) tener hoy por hoy en tu vida. Ejemplo: Yo debiese hacer deporte (estoy tan gorda estoy tan, y tan y tan… stop! para!… no es tiempo de tratarse mal, es tiempo de mirarse con amor… si si, se puede… sigue leyendo) pero hoy por hoy NECESITO ir a hacerme el PAP anual.
Si te cuesta priorizar y a veces sientes que TODO es importante AHORA YA, entonces ya vislumbras cierto talón de aquiles, y ésto te dará luces claras de qué es realmente importante y te dará mayor tranquilidad de cómo organizar mejor tu día.
Te pasó que te diste cuenta que quizas tratas de abarcar muchas cosas, que quizás le das mucha importancia o dedicas mucho tiempo a algo que no debiese ser tan importante (por ahora) como otras cosas… te resonó este ejercicio y te hizo reflexionar? Pues que importante es lo que acabas de conscientizar! porque nos pasa a TODAS
Con frecuencia, éste ejercicio nos da claridad de que en muchas ocasiones, estamos tratando de abarcar muchas cosas a la vez, o aproblemándonos más de lo saludable por temas o personas que están pasando hoy en nuestra vida.

El autocuidado es un concepto clave para la salud mental/emocional de las personas, y consta precisamente en aprender a conservar en buen estado nuestras energías de manera tal de hacer/cumplir con lo necesario para lo que estamos viviendo en nuestras vidas.
A veces, y con excesiva frecuencia, ser madres es sinónimo de ser perfectas. Y no me refiero al tipo de crianza, ojalá fuera sólo eso! sino me refiero a TODO! a ser buena esposa, buena madre, buena hija, buena trabajadora, buena buena… siempre buena. Y yo me pregunto… ¿buena según quien?

Es importante entonces que además de identificar nuestras fugas energéticas, las horas o pensamientos quizás «excesivos» o «más de la cuenta» que le estamos dedicando a ciertas cosas; seamos conscientes del concepto de perfección que cada una lleva tatuado con letras de fuego muchas veces en nuestras mentes. No digo consciencias porque la mayoría de las veces no hay nada de consciencia precisamente de cuán exigente estoy siendo conmigo misma por éste mandato social que hace tantos siglos llevamos dentro. Estos conceptos tiene que ver con las expectativas hacia nosotras mismas. Y ellas, necesitan ser re-evaluadas YA!
Seamos entonces capaces de poner en tela de juicio esos propios conceptos, decretos y mandados muchas veces autoimpuestos, inconscientes y heredados que llevamos dentro. Seamos capaces de mirarlos con amor, porque están ahí para ser resignificarlos, moldeados, PERFECCIONADOS para nuestro mayor bienestar. Seamos valientes para mirarlos y decir «ya no es mi prioridad estar con la manicure hecha todos los días, hoy me siento libre para ocupar ese tiempo para otras cosas que me resuenan más por estos tiempos» Así como es el ying, es el yang… «Y yo por mi parte, hoy siento, resueno y vibro con volver a maquillarme y darme tiempo para hacerme las uñas, para renovar mi set de maquillaje, para apuntarme a un curso…» Las cadenas son autoimpuestas y responden automática y sistemáticamente hasta que logro verlas y decidir hacer algo desde la conciencia con ellas, y eso es precisamente a lo que te invito hoy.
Hoy, con la toma de consciencia de lo que significa sobre exigirte en ámbitos o situaciones que ya no van contigo y tus prioridades se puede hacer un cambio… un cambio de paradigma que signifique vivir con expectativas más reales y saludables de nosotras mismas y lo que «debemos hacer».  Hoy puedo ver esas expectativas, esos mandatos de perfección y decirles adiós a algunos, transformar otros y vivir con un equipaje más idóneo a lo que necesito hoy, más ligero, más armónico. Hoy necesitamos mirar las autoexpectativas y cotejarlas con lo real, y abrazar eso real y darle contención, tal como a nuestros hijos cuando los hemos visto llorar de dolor o angustia. Hoy esas expectativas tan autoexigentes también necesitan ser sanadas.

La sociedad siempre estará cambiando y adaptando esas expectativas de la buena madre, la buena esposa, la buena mujer en sociedad, a lo que va sucediendo, a lo que política o socialmente es mejor aceptado, y así, sucesivamente. Sino, recordemos el modelo de belleza que plasmaba Botero, tan típico de la época… crees que alguien le dijo «oye, esa mujer está con sobrepeso, no es bella, no es el ejemplo de una mujer bella» o la moda incómoda de la época renacentista, con esos vestidos y sombreros que daban poco movimiento al cuerpo femenino. El concepto de perfección, de buena mujer, también irá cambiando… cambiarás todo el tiempo tu también?.

Ocupémonos de hacer conscientes nuestra prioridades, nuestras autoexigencias, nuestro modelo de perfección por el cual modulamos y organizamos todos los aspectos de nuestras vidas. Ocupémonos de empoderarnos de éstos conceptos y llevémoslo nosotras a la sociedad, y no al revés…transformando el concepto de perfección por el de AUTOACEPTACIÓN, CICLICIDAD FEMENINA, FLEXIBILIDAD Y CREATIVIDAD. Conceptos que acunan una profunda conexión con nuestra esencia, que abarcan sabiduría ancestral que nos impulsa día a día para ser mejores. Mejores con quien? Mejores ante nosotras mismas… eso, eso es autoaceptación, autocuidado, amor propio. Autoevolución es la clave.
Me abrazo, y con eso, te abrazo mujer perfectamente imperfecta

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