La forma en cómo nacen nuestr@s hij@s, marca el inicio del ejercicio de la maternidad, y con ello, modula e influye en la manera de vincularnos con esta nueva mujer madre que nace, y con todos los sueños, expectativas y desafíos que nos trae. 

Cómo experimentamos emocional, psíquica y energéticamente los partos, nos deja recuerdos de por vida. Si nuestros partos han sido placenteros, los primeros días de puerperio tienen otro matiz. pero si nuestros partos han sido innecesariamente instrumentalizados, si nos hemos sentido violentadas e infantilizadas, entonces el inicio del postparto se siente como un golpe de realidad más seco, áspero, frío… no se siente ese calorcito de la oxitocina natural desbordandose por mis poros. 

Tu hij@ pudo haber tenido complicaciones para nacer, y racionalmente sabes que fue lo mejor que se pudo haber hecho, o quizás fue todo tan abrupto que no alcanzaste a dimensionar nada de lo que estaba pasando. Sea como fuere el nacimiento, si cuando recuerdas tu parto no se siente bien, lloras o se te aprieta el pecho; tu puedes sanar la forma en cómo te relacionas con esa experiencia. 

En este círculo de mujeres, trabajaremos con herramientas psicoemocionales y corporales para poder resignificar tu parto, y desde ahí, conectar con ello desde un lugar más placentero.