El lado oscuro de la maternidad

Puerperio… que palabra más extraña… se es madre y junto con la descarga emocional y mental de todo este gran cambio llega el puerperio… pero ¿qué es realmente el puerperio?, ¿cuánto dura? y también, ¿qué nos pasa durante este período?

Puerperio se le designa médicamente al período comprendido entre el parto, durante el cual tu cuerpo recobrará la apariencia previa al embarazo. Dura entre 6 y 8 semanas, motivo por el que también es conocido como “la cuarentena“, y en él pueden darse pérdidas de sangre, eliminación de agua, estreñimiento, problemas para miccionar, cambios hormonales, bajada de las defensas, disminución del abdomen…

Bien sabemos las que somos madres que el puerperio no dura 40 días… es mucho más que eso! y no solo a nivel físico, ¿qué pasa con lo emocional? se habla de 1 año en el caso de los profesionales en Canadá y a nivel más profundo e integral, llamando a una concepción psicobioemocional, la duración sería de aproximadamente 2 años, e incluso, un poco más.

Una de las grandes expertas en el tema, la psicóloga Laura Gutman comenta: “Personalmente, considero que el puerperio, en realidad es el período transitado entre el nacimiento del bebé y los dos primeros años, aunque emocionalmente haya una diferencia evidente entre el caos de los primeros días, la capacidad de salir al mundo con un bebé a cuestas o el vínculo con un bebé que ya camina. Estos dos años tienen que ver con el período de completa “fusión emocional” entre la madre y el bebé, es decir, con la sensación de la madre de vivir dentro de las percepciones y experiencias del bebé, sintiéndose “desdoblada física y emocionalmente”.

¿Por qué dos años? Es posible reconocer en el niño/a el lento despegue de la fusión emocional, alrededor de los dos años de edad, cuando puede empezar a nombrarse a sí mismo como un ser separado, cuando puede decir “yo”. La madre vive una situación análoga, pero sin tanta consciencia. De hecho, alrededor de los dos años del niño/a, toda madre también recupera ese “ahora soy yo misma”, sintiendo deseos genuinos de “volver a ser la de antes”, con intereses y proyectos que no incluyen necesariamente al niño/a.”

En este gran período en la vida de una mujer, nos transformamos totalmente, nos convertimos en madres, y en el camino, nos transformamos nosotras mismas. Comenzamos a encontrarnos con recuerdos infantiles, sensaciones que no sabemos como explicar ante las demandas de nuestro bebé, recuerdos conscientes e inconscientes de lo que se nombró y no se nombró (secretos familiares, temas tabúes, etc) en nuestra primera infancia y en la diada madre e hija que fuimos.

Por un lado sentimos todo ese pasado que nos causa a ratos mucho dolor, y también abrimos los ojos a la real mamá que tenemos, y abrazamos con mayor estima su labor para con nosotras… muchas otras reniegan, lloran, se apartan de esa mamá y esa niña que vivió todo lo que vivió… nos pasa de todo! pero a eso se le suma lo presente y lo futuro! ¿y qué hago ahora conmigo? no tengo tiempo para nada!, ¿y la casa la voy a dejar así? ¿y mi relación de pareja donde queda? ¿queda? o es una pausa nomás?.. ¿qué hago con mis estudios, con mi trabajo con mis salidas?! … «quiero ir al baño sola!», ¿cómo bancarme este llanto todas las noches? y mi propio llanto también…. ¿qué hago con estas pataletas de mi hija/o, la estaré “malcriando”?

 A ratos siento que odio a mi hijo/a, me estoy volviendo loca!, Me siento culpable cada vez que salgo….debo cumplir, debo ser buena mamá, estar presente, pero sino me pueden despedir de mi trabajo, mi jefe ya me ha visto más distraída luego del postnatal… me siento rara, mis periodos menstruales no son como antes… hoy vi un comercial y llore como nunca… desde que soy mamá todo me emociona…

Dios mio! todo eso en la cabeza/corazón de una puerpera! y no quieren que nos volvamos algo locas? nos entienden? si, algunas veces, si, algunas personas.

A todo esto que nos pasa y que es NORMAL, se le llama “sombras”, ¿sombras por qué?, porque son aspectos que no estaban en la consciencia, en nuestro saber cotidiano de nosotras mismas y las emociones y pensamientos que si conocemos de nosotras mismas… Son vivencias, emociones, pensamientos, creencias, que estaban en el inconsciente… en la oscuridad de nuestra mente… una sombra… una sombra que ahora precisamente, pide ser iluminada.

 C.G. Jung designó como ” Sombra” a todos los aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido o nunca ha reconocido. Se dice que lo que nos molesta del otro, es algo que hay que ver en nosotros mismos, ya que en las relaciones, el otro es un espejo de ti mismo.

Cuando somos madres, la diada madre-hijo/a es tan fuerte que lo que tu sientes lo siente tu hijo/a y lo que tu hijo/a siente, lo sientes tu. Otro gran espejo más de la vida… pero un espejo simbiótico, fusionado, unicista…

Hacernos cargo de nuestras sombras, nuestro lado oscuro.. no es fácil… pero a veces precisamente lo que nos motiva es esa simbiosis emocional con nuestro bebé, porque día a día te muestra lo que eres, lo que fuiste de niña, lo que sientes y piensas, consciente o inconscientemente… y te lo muestra a través de su conducta, llantos, risas, enfermedades, dolencias…. Si…enfermedades también.

Hay tres instancias en las que el ser humano crece (emocional, psíquica y espiritualmente) que son: las relaciones, las enfermedades, los sueños.

Si tu bebé se enferma o tiene alguna dolencia, podemos y estamos haciendo algo concreto y poderoso al preguntarnos “qué pasa conmigo, en mi interior, que ha manifestado esto a través de mi hijo/a?”

 Reflexionar, encontrar para enfrentar y hacerme cargo, puede disminuir o erradicar algunas dolencias de tu bebé. Si, si pasa… a mi misma me ha pasado, a mis pacientes y a mujeres madres que he conocido en esta vida. Si, pasa… hacerse cargo? si, difícil, pero, ¿y si eso ayuda a tu guagua y a tí, a una mejor vida, a una mayor consciencia, a una diada sanita? Tentador no? He trabajado con resfríos consecutivos que muestran a una madre con penas, bajas energías producto de alguna situación dolorosa, reflujos de bebés que tienen que ver con rechazos e intolerancias de la madre, con bajo peso o sobrepeso en bebés que tienen que ver con temas con la comida en las madres, con displasia de caderas, mostrando la sombra del estancamiento, de no saber hacia donde dirigir mi vida ahora que soy madre… Las sombras trabajadas se convierten en luz, y desde la luz, la diada encauza su crecimiento a una inevitable y exquisita relación con tu bebé. Porque si creces tú, la forma de enseñar y lo que puedes enseñarle, crece exponencialmente mientras más iluminas tus zonas oscuras que te muestra día a día tu hijo/a.

 La maternidad en el puerperio no es mirada ni cobijada como necesitamos por la gente, por la sociedad. Nadie nos dice cuando estamos embarazadas que aparecerán estas sombras… siempre se habla del lado bonito, lo que se quiere escuchar, lo que se quiere decir, lo que se quiere aparentar sobre la maternidad. ¿Será que hemos perdido en alguna medida la cooperación con nuestras pares mujeres? ¿Será quizás más bien que nos hemos perdido, desconectado de nuestras maternidades y no atinamos a nombrar lo “innombrable”?, ¿Será que en el mundo competitivo de hoy es mejor quedar bien, como una “buena madre” entonces no es bien visto que te diga lo mal que lo pase al principio, lo difícil que fue todo? mejor quedo como una linda y buena madre que se las supo arreglar muy bien, así mantengo una autoimagen aceptable de mi misma.

 Es importantísimo empezar a hablar con la verdad, a nombrar lo innombrable, a contener a la puérpera y asegurarle que TODO lo que está sintiendo/pensando está BIENo y es NORMAL. Que el amor no es a borbotones para todas apenas nacido tu hijo/a, el amor hacia el/ella se va construyendo y fortaleciendo como en cualquier relación… y a medida que pasan los meses, te encuentras profunda y completamente enamorada como nunca antes… y es desde ese amor que hablan las que ya son mamás. Pero si, ciertamente no para todas ese amor nace el primer día y es importante saberlo, así como también los difíciles primeros días y semanas de lactancia, donde todos opinan, tu hijo/a llora, no se acopla bien al pecho y vamos tratando de meterte relleno… tu bebe esta perfecto! confía en tí, en tu naturaleza humana mamífera, toma a tu bebé, que tu pareja o familiares entretengan al resto de los invitados y practica, practica, practica… con amor y paz-ciencia cualquier lactancia puede ser exitosa… pero refúgiate si los primeros días te agobias, refúgiate con tu bebé son uno… tranquilidad y paz interna ante todo… haz lo que sea necesario para sentirla y transmitírsela.

 Mujeres madres, hablemos de lo que no se nombra, cobijemonos unas con otras, hagamos tribu, en cada grupo de amigas, en las redes sociales, en las ciudades, comunas… que cada vez hayan menos madres puerperas sintiendose solas, desamparadas, sintiendo esas sombras abalanzarse sobre ellas sin saber qué hacer…

En compañía, cualquier sombra puede ser contenida, escuchada, vista… y aquí vamos con la linterna… alumbrándonos, mirando con amor cada pedazo de nuestro ser… creciendo a través de la maternidad, por un adulto más sano, que ahora con ese crecimiento, puede criar futuros adultos sanos, contenidos, amados.

 Ahá Mitakuye Oyasin (saludo lakota en versión femenina)  por todas las mujeres madres, ahá por nuestros grandes maestros, nuestros hijo/as….Bendiciones!

 

Pamela Labatut H.
Mamá
Psicóloga Clínica y terapeuta complementaria www.psicologiayflores.cl

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